14 enero 2007

Dos imágenes valen más que dos mil palabras

En la primera foto podemos ver a un grupo de personas que ayer se manifestaron a favor de la paz y en apoyo al gobierno para que siga negociando con ETA. Como podrán comprobar, algunas caras son bastante conocidas. En el centro podemos observar a Pilar Manjón, presidenta de la Asociación 11-M, a la que todos recordarán por su lacrimógeno discurso escrito en La Moncloa y leído en la Comisión Parlamentaria del 11-M. Llevaba tiempo sin verla, seguramente desde el último acto de adhesión al gobierno. Por cierto, en las últimas manifestaciones en contra del terrorismo no estaba. Y creo recordar que ella era una víctima del terrorismo. O a lo mejor me equivoco y ella lo que se considera es una víctima del PP. Por eso nada más que acude a actos en contra del PP.
Un par de personas más a la izquierda podemos atisbar la tonsura senatorial del Nóbel Saramago. Es lógico que sea él el que se coloque todo a la izquierda que pueda. Pero esta vez le ha salido mal la jugada, ya que Zerolo se ha posicionado aún más a la izquierda. Tal vez por eso la crispación aflore a su rostro. Pero también es posible que la poco amable expresión del escritor se deba a la incomodad de no encontrarse en un lugar más prominente, más acorde a su estatus, más cerca del poder, como cuando asiste a los actos castristas de La Habana. Saramago es otro al que tampoco se le ha visto en las últimas concentraciones en contra del terrorismo. Aunque ya sabemos que la convocatoria de ayer era para otra cosa.
El tercero en discordia es Pedro Zerolo. Por su cara de ensimismamiento, debe estar estudiando alguna medida legislativa que amplíe las libertades del colectivo al que representa. Quizás se esté planteando el matrimonio entre perros y humanos. Pero no creo, ya que la consecuencia directa sería la discriminación de los gatos, los loros, las boas constrictoras, o los dragones de Komodo. Este eterno aspirante a Ministro de Asuntos Exteriores –supongo que cuando ZP le otorgue la cartera designará como número dos del ministerio a Deborah Hombres-, amigo de un Islam basado en la tolerancia con la homosexualidad, ferviente defensor de la Alianza de Civilizaciones e inspirador del matrimonio gay, tampoco fue visto en las últimas convocatorias en contra del terrorismo. Ah, se me olvidaba: la manifestación de ayer era para otra cosa.






En la segunda instantánea se han retratado los “abajofirmantes”, intelectuales de reconocido prestigio, artistas renacentistas que lo mismo cantan, actúan en una película, la dirigen o presentan un programa de televisión. Y además, todos han leído a Machado y a Lorca. ¿Será por eso que ayer se manifestaban?
El primero por la derecha –evidentemente no ideológica- es José Sacristán. En mi humilde opinión, el rey debería darle un título nobiliario a este híbrido de Rex Harrison y Laurence Olivier. Por ejemplo, marqués de la Hidalguía de la Mancha. Y si no, que la reina de Inglaterra le nombre baronet del imperio británico. "Sir José Sacristán" no se merece menos que Andrew Lloyd Webber. Sobretodo por sus méritos artísticos, ya que el protagonista de “Vente a ligar al Oeste”, “Pierna creciente, falda menguante” o “Lo verde empieza en los Pirineos” cambia su registro sin ninguna dificultad hacia el musical más mundano y cosmopolita. Y cómo canta… Aunque tal vez me equivoco, no le recuerdo nunca en ninguna manifestación en contra del terrorismo. Sin embargo la de ayer era para otra cosa.
A la izquierda del John Gielgud hispano nos encontramos con otro de los pesos pesados de la intelectualidad hispanoamericana. Federico Luppi es ese tipo de actor que sólo sabe interpretarse a sí mismo. Da igual el papel que le toque, ya que el argentino es incapaz de entender que actuar es convertirse en otra persona, dar vida a alguien en una historia de ficción. He visto unas cuantas películas suyas y en todas se cargaba la historia porque siempre afloraba el mismo personaje: Federico Luppi. Con su cara de cabreo, su bordería de amargado estreñido y su pinta de exiliado en busca de subvenciones no consigue darle a ningún papel la más mínima veracidad. Pero lo que sí que se le da muy bien es dar recomendaciones a la ministra de Sanidad española. A lo mejor si hubiese propuesto lo del cordón sanitario hace unos meses, y la ministra Salgado le hubiese hecho caso, tal vez la rubia ahora sería presidenta de la OMS. No sé si Luppi habrá asistido en Argentina a algún acto en contra del terrorismo, pero aquí en España no se le ha visto en muchos. Excepto ayer. Aunque es evidente que la de ayer era para otra cosa.
Aún más a la izquierda del señor Coproducciones tenemos a la ínclita Cayetana Guillén Cuervo. Qué decir de esta estrella multidisciplinar y polifacética. Cayetana es de esa clase de actrices que se sienten artistas por derecho propio. No en vano, el punto más destacable de su currículum es ser hija y hermana de actores. Eso es más que suficiente para considerarse artista. Aunque le fastidie, su vida parece paralela a la de George W. Bush. Ambos debieron pensar de pequeñitos “yo de mayor quiero ser como papá”. Si estoy equivocado que alguien me corrija, pero creo que no rueda una película desde hace dos años, ya que ahora está totalmente centrada en su carrera como presentadora de televisión. Además del ya clásico de la 2 “Versión Española” donde insulta a quien tenga la osadía de ver una superproducción de Hollywood, actualmente está haciendo doblete en el mismo canal con el magazín “D-Calle” donde invita a personajes de la talla de “La terremoto de Alcorcón”. Pura cultura. Como era de esperar, la musa de la nueva “gauche divine” de ZP tampoco ha sido vista en ninguna concentración contra el terrorismo, excepto en la de ayer. Y ha quedado suficientemente claro que la de ayer era para otra cosa.
Por último, pero no menos importante, y aún más a la izquierda que los anteriores, Ana Fernández. A esta actriz andaluza la conozco poco. Sólo la he visto actuar en “Solas” de Benito Zambrano, dramón que hizo saltar a la fama a la abuela de los Alcántara, en la serie estrella del canal público “Cuéntame”. Su cara de ama de casa aficionada al bingo no le da mucho juego para interpretar personajes en grandes superproducciones de amor y lujo. Le pegan más papeles como el de “Solas”, de mujer maltratada, alcohólica, procedente del lumpen más suburbial. Pero como el cine español es tan sorprendente, puede ser que nos impresionen dándole un papel de reina de España, o de Santa Teresa de Jesús. Debo ser sincero, pero no me suena que esta señora asistiese a alguna manifestación en contra del terrorismo. No obstante, la de ayer era para otra cosa.

PD: Si alguno de los protagonistas de estas imágenes ha asistido a alguna de las últimas manifestaciones en contra del terrorismo, no tendré ningún problema en rectificar el post.

5 comentarios:

Albiac dijo...

Qué interesante, todos deberíamos ser un referente moral como nos enseñaba Kant. Y como son ellos. Ah, qué sólo actúan. Pues lo hacen tan mal que me ponen de mala leche.

Anónimo dijo...

Es superior a mis fuerzas el tema de los "actores" españoles. Qué cara más dura tienen.
Entiendo que a algo se tienen que dedicar. Ya que nadie ve películas españolas (si el cine español todos los años pierde espectadores y en 2006 perdió otros 6 millones, la conclusión que saco es que el resultado actual lleva el signo menos delante), pues en algo tiene que entretenerse tan zalamero gremio.
Así que a figurar como comparsa del PSOE, que con dicho partido político les va estupendamente porque por malos que sean, siempre sacarán unos cuantos miles de euros de las generosas subvenciones que reparte la Ministra Calvo, personaje arbitrario donde los haya.
Con este panorama, ¿¿¿cómo van a ser nuestros patéticos actores partidarios de la libertad si prefieren ser esclavos del Gobierno y vivir de la mamandurria del dinero público a trabajar con dignidad y por sus propios medios, como tienen que hacer el resto de españoles???
Prueben a comprar una farmacia, que también es una inversión importante y destinada a la salud pública, para cuya titularidad además le exigen una carrera universitaria, y ya verá como no recibe subvención gubernamental alguna. En cambio, déjese ver cerca de cualquier progre oficial, prepare un guión sobre el monotema guerra civil, canonizando al bando rojo, por supuesto, o unas cuantas escenitas de sexo explícito, y verá que pronto le ayudan. Pero eso hay que ganárselo, Recaredo, y por eso no faltó ni uno en la foto.

Recaredo dijo...

Albiac, me ha gustado tu aportación sobre el "referente moral". A lo mejor hasta nos tienen que dar clases... sobretodo de cultura. Como nosotros somos tan ignorantes y ellos son tan cultos. Un intelectual no lo es por el simple hecho de creerselo.

Recesvinto, bienvenido al blog. Es evidente que, de no ser por las subvenciones, estos muertos de hambre estarían pidiendo a la puerta del metro. Además, son tan cortitos que cuando gobernaba el PP se dedicaban a morder la mano que les daba de comer -Prestige, No a la guerra,...-. Me encantaría que alguno de estos actores me demostrase lo que es interpretar. Porque desnudarse a la primera de cambio no lo es.
Por cierto, no sé si os habéis percatado de que falta alguien en las fotos. Son una familia que nunca puede faltar en un "sarao" de estos. Pero para ellos me reservo un post exclusivo, porque dan para mucho. Sobretodo la madre.
Un saludo a todos.

PD: No, no es la familia Flores. Como no soy amigo de las adivinanzas os lo diré. Se trata de los Bardem.

Anónimo dijo...

Sí, sí, la familia Bardem es la estrella roja por excelencia del cine español, los abanderados de la izquierda que ellos denominan intelectual por el único mérito de ponerse delante de una cámara y balbucear un guión con la peor dicción posible.
Pero ojo, en cada ocasión en que han sido invitados a la entrega de algún premio cinematográfico concedido en los EEUU, allá va toda la tropa, cayéndoseles la baba ante un posible reconocimiento del despreciable imperio yankee. Allí todo son buenas caras y se olvidan de sus pegatinas y pancartas sobre la guerra de Irak, el Prestige o del tema que en cada momento se haya terciado para emprenderla contra el PP. Pues como dijo el torero, si son tan rojos, esos cojones, en Despeñaperros.

Recaredo dijo...

Al final, la familia Bardem se pegaría por un papelito en cualquier producción americana. Y no digo nada si Javier Bardem consiguiese el éxito de Antonio Banderas...