Al césar lo que es del césar
Cuando abrí este blog, pensé que nunca podría felicitar a ZP por alguna de sus medidas de gobierno. Es evidente que el presidente no se caracteriza precisamente por la solvencia de su gestión, totalmente maniquea y rendida al chantaje al que le someten los que le apoyan en su inestable poltrona. No obstante, respecto al carné por puntos, debo reconocer que estaba equivocado. Vaya por anticipado que su implantación me pareció, en su momento, desacertada. Sin embargo, vistos los resultados que está obteniendo respecto al descenso en el número de víctimas mortales en accidentes de tráfico, y sin que sirva de precedente, debo quitarme el sombrero y felicitar al ejecutivo.
Cuando ya se han hecho públicos los datos de la operación especial de tráfico con motivo de la Navidad, podemos observar que ha terminado con un balance de 114 muertos, 67 menos que hace un año. En mi opinión, esta forma de interpretar las estadísticas debería modificarse por un tratamiento más objetivo, en el que primasen las cifras de los accidentes sobre las de los muertos. Con esto no quiero decir que haya que minusvalorar el número de muertos, si no justo lo contrario. Los muertos en accidentes de tráfico deben ser la principal directriz de la política sobre seguridad vial, pero creo que si se cuantificase su incidencia de la otra forma las cifras serían más realistas. Sobretodo porque la tendencia desde hace unos años es a reducirse el número de siniestros, probablemente debido a la mejora en la seguridad activa de los vehículos. Sí que es cierto que ese descenso en el número de accidentes se vio perjudicado por un aumento en la mortalidad de las víctimas. En resumen, los accidentes disminuían, pero estos eran más graves y con peores consecuencias.
Este escenario, más negativo si se veía desde el punto de vista de las víctimas que desde el de los accidentes, fue el que se encontró la Dirección General de Tráfico cuando se planteó imitar iniciativas como la francesa en que el estado otorga un crédito limitado de puntos a los conductores para que éstos sean más responsables. Como ya he dicho, en el momento de su aparición me pareció absolutamente desacertada. Nunca he sido muy partidario de la coacción estatal, pero en este caso el efecto se ha demostrado más beneficioso de lo que predije, ya que desde que entró en vigor el carné por puntos hemos visto como se han ido reduciendo paulatinamente el número de víctimas mortales. Y no sólo eso, si no que cualquier conductor que circule por las principales vías españolas no puede negar que se corre menos, se es más prudente y se procura no coger el coche si se ha bebido de más.
Pese a que no cabe duda de que las estadísticas son mucho más positivas de lo esperado, aun quedan bastantes temas pendientes en esto de la seguridad vial, si de lo que se trata es de reducir la siniestralidad y no se tiene un afán recaudatorio –como aparentemente tienen los controles de radar ocultos-. Si ZP y sus director general de tráfico desean terminar con la sangría que día a día se produce en nuestras carreteras deberán cambiar muchas cosas para pasar del aprobado ramplón al sobresaliente:
Cuando ya se han hecho públicos los datos de la operación especial de tráfico con motivo de la Navidad, podemos observar que ha terminado con un balance de 114 muertos, 67 menos que hace un año. En mi opinión, esta forma de interpretar las estadísticas debería modificarse por un tratamiento más objetivo, en el que primasen las cifras de los accidentes sobre las de los muertos. Con esto no quiero decir que haya que minusvalorar el número de muertos, si no justo lo contrario. Los muertos en accidentes de tráfico deben ser la principal directriz de la política sobre seguridad vial, pero creo que si se cuantificase su incidencia de la otra forma las cifras serían más realistas. Sobretodo porque la tendencia desde hace unos años es a reducirse el número de siniestros, probablemente debido a la mejora en la seguridad activa de los vehículos. Sí que es cierto que ese descenso en el número de accidentes se vio perjudicado por un aumento en la mortalidad de las víctimas. En resumen, los accidentes disminuían, pero estos eran más graves y con peores consecuencias.
Este escenario, más negativo si se veía desde el punto de vista de las víctimas que desde el de los accidentes, fue el que se encontró la Dirección General de Tráfico cuando se planteó imitar iniciativas como la francesa en que el estado otorga un crédito limitado de puntos a los conductores para que éstos sean más responsables. Como ya he dicho, en el momento de su aparición me pareció absolutamente desacertada. Nunca he sido muy partidario de la coacción estatal, pero en este caso el efecto se ha demostrado más beneficioso de lo que predije, ya que desde que entró en vigor el carné por puntos hemos visto como se han ido reduciendo paulatinamente el número de víctimas mortales. Y no sólo eso, si no que cualquier conductor que circule por las principales vías españolas no puede negar que se corre menos, se es más prudente y se procura no coger el coche si se ha bebido de más.
Pese a que no cabe duda de que las estadísticas son mucho más positivas de lo esperado, aun quedan bastantes temas pendientes en esto de la seguridad vial, si de lo que se trata es de reducir la siniestralidad y no se tiene un afán recaudatorio –como aparentemente tienen los controles de radar ocultos-. Si ZP y sus director general de tráfico desean terminar con la sangría que día a día se produce en nuestras carreteras deberán cambiar muchas cosas para pasar del aprobado ramplón al sobresaliente:
- Mejora de la red vial, con la eliminación de cientos de puntos negros donde se producen accidentes a diario.
- Un verdadero plan prever sin fecha de caducidad que elimine del parque automovilístico los vehículos más antiguos, más inseguros y más contaminantes –sí señor Solbes, los coches con más de 10 años contaminan mucho más que un todoterreno nuevo-.
- Un aumento en el nivel de conocimientos reales que se exijan a los que se examinen para obtener el carné de conducir, con el objeto de que el día que comiencen a conducir solos puedan circular con la máxima cualificación y pericia en situaciones de alta peligrosidad –actualmente en las autoescuelas se enseña a aprobar el examen, no a conducir-.
- ...
De cualquier forma, ahí va mi felicitación por las cifras, que por una vez acompañan a ZP. Al césar lo que es del césar…
2 comentarios:
Ninguna religion que no alce su voz en favor de los animales,merece ser tenida en cuenta.
Por el contrario bien se preocupan de atiborrarse de carne casi todas.
Gran verguenza y asco.
Ay desdichada España . Pais de negruras ,fuego y horror.
Apoteosis de imbecilidad dirigida por ladrones de frac, curas lujuriosos y toreros.
Federico Garcia Lorca.
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