Consideraciones sobre los blogs
A base de navegar por Internet, un día me percaté de que debía ser de las pocas personas que lanzaba mis opiniones sin obtener la más mínima repercusión. Soltando andanadas al aire, la necesidad de generar un cierto debate y de que gentes que no conocía de nada leyesen mis artículos comenzaba a serme imperiosa. Debo confesar de antemano que el fenómeno blog siempre me ha fascinado, por lo que el pudor tuvo que ser sustituido por el afán de expiación psicoanalítica que supone publicar tus pensamientos a los cuatro vientos.
Desde que empecé a acercarme a la blogosfera, sentí que estos espacios eran los últimos reductos de libertad –la tan ansiada libertad de Internet, fagocitada por los usos comerciales- donde poder opinar de lo que se quisiese sin trabas ni ligazones. Una especie de ínsula Barataria en la que cada uno somos Sancho Panza y podemos gobernar nuestros dominios del modo que creamos conveniente.
Desde que empecé a acercarme a la blogosfera, sentí que estos espacios eran los últimos reductos de libertad –la tan ansiada libertad de Internet, fagocitada por los usos comerciales- donde poder opinar de lo que se quisiese sin trabas ni ligazones. Una especie de ínsula Barataria en la que cada uno somos Sancho Panza y podemos gobernar nuestros dominios del modo que creamos conveniente.
Recuerdo que la primera referencia que tuve de un blog era una nota de prensa en la que se hablaba del nuevo fenómeno que estaba originando una verdadera revolución en Internet. Por fin la gente particular tenía un lugar accesible y original para expresarse. Creo que la mejor definición del momento –vigente actualmente- era la de cuadernos de bitácora acerca de las vivencias y opiniones de cualquier ciudadano corriente como usted o como yo. Los primeros blogs a los que accedí eran de soldados destinados en Irak, o el de una secretaria de un senador de Estados Unidos en el que contaba sus relaciones sexuales con el senador y con otros tipos del establishment de Washington. Enseguida comenzaron a proliferar blogs de contenido menos íntimo y más político. El fenómeno me pareció sorprendente, ya que los blogs parecían gozar de entidad propia, ajena a la voluntad de sus propietarios. Con el tiempo, llegaron a crearse comunidades virtuales en las que se compartía información, chismes, insultos, opiniones,…
Pero este mundo idílico empezó a resquebrajarse cuando los departamentos de marketing de las empresas descubrieron el potencial que escondían estos foros de opinión. Al ver que contaban con legiones de fieles lectores, adictos a esta realidad paralela, se pensaron que era una buena forma de conseguir el acceso a una audiencia que hasta entonces no les había hecho ni puñetero caso. Estos expertos en marketing ignoraron algo fundamental: el blog no es el medio, si no el fin. Debieron de creer que la gente entraba en las bitácoras por una especie de energía que les atraía hacia un vacío cósmico. Algún listo debió decir algo así como: “si los blogs están llenos de gente, es porque funcionan por sí mismos. Hagamos un blog para vender un producto, y se venderá por sí mismo”. A modo de ejemplo, incluyo algunos enlaces: http://www.audittlife.com/ (blog del lanzamiento del nuevo Audi TT); http://www.amd-notebooks.de/blog (blog corporativo de AMD); http://aws.typepad.com/ (blog de servicios de Amazon);… Aparentemente son blogs, pero carecen del espíritu de los mismos. Parecen encorsetados, sin vida o personalidad propia. No dejan de ser los sitios web corporativos de toda la vida pero con la estructura de un blog. Sí que es cierto que abren la puerta a los comentarios de los posibles clientes, pero ¿mantendrán los comentarios contra la empresa o el producto que venden? ¿Permitirán que un cliente hable en el blog de lo malo que le ha salido el producto que les ha comprado?
El motivo de estas reflexiones ha surgido de la lectura del post “Yo no vine a jugar a esto” del blog "Psicofonías". En el mismo, el autor habla de la aparente profesionalización de gran parte de los blogueros. Según dice, no le importa el hecho de que cada uno gane dinero con lo que quiera, lo que de verdad le molesta es que tanta gente comience a tomarse demasiado en serio esto de los blogs. No cabe duda que el post de "Psicofonías" no deja de ser un grito por el mero placer de oír su propio eco, pero sí que menciona aspectos en los que coincido con él. Comparto la opinión de que es mejor “diez adolescentes existencialistas con sus propios puntos de vista que otro blog tecnológico más que se limite a copiar notas de prensa o a repetir por enésima vez lo mucho que mola el I-Pod". Y sobretodo comparto la apreciación de que los blogueros no debemos sentirnos seres superiores, ni líderes de opinión. No olvidemos que, excepto contadas excepciones, nadie pasa de los 10 o 12 comentarios por post.
Lean el artículo y opinen.
Pero este mundo idílico empezó a resquebrajarse cuando los departamentos de marketing de las empresas descubrieron el potencial que escondían estos foros de opinión. Al ver que contaban con legiones de fieles lectores, adictos a esta realidad paralela, se pensaron que era una buena forma de conseguir el acceso a una audiencia que hasta entonces no les había hecho ni puñetero caso. Estos expertos en marketing ignoraron algo fundamental: el blog no es el medio, si no el fin. Debieron de creer que la gente entraba en las bitácoras por una especie de energía que les atraía hacia un vacío cósmico. Algún listo debió decir algo así como: “si los blogs están llenos de gente, es porque funcionan por sí mismos. Hagamos un blog para vender un producto, y se venderá por sí mismo”. A modo de ejemplo, incluyo algunos enlaces: http://www.audittlife.com/ (blog del lanzamiento del nuevo Audi TT); http://www.amd-notebooks.de/blog (blog corporativo de AMD); http://aws.typepad.com/ (blog de servicios de Amazon);… Aparentemente son blogs, pero carecen del espíritu de los mismos. Parecen encorsetados, sin vida o personalidad propia. No dejan de ser los sitios web corporativos de toda la vida pero con la estructura de un blog. Sí que es cierto que abren la puerta a los comentarios de los posibles clientes, pero ¿mantendrán los comentarios contra la empresa o el producto que venden? ¿Permitirán que un cliente hable en el blog de lo malo que le ha salido el producto que les ha comprado?
El motivo de estas reflexiones ha surgido de la lectura del post “Yo no vine a jugar a esto” del blog "Psicofonías". En el mismo, el autor habla de la aparente profesionalización de gran parte de los blogueros. Según dice, no le importa el hecho de que cada uno gane dinero con lo que quiera, lo que de verdad le molesta es que tanta gente comience a tomarse demasiado en serio esto de los blogs. No cabe duda que el post de "Psicofonías" no deja de ser un grito por el mero placer de oír su propio eco, pero sí que menciona aspectos en los que coincido con él. Comparto la opinión de que es mejor “diez adolescentes existencialistas con sus propios puntos de vista que otro blog tecnológico más que se limite a copiar notas de prensa o a repetir por enésima vez lo mucho que mola el I-Pod". Y sobretodo comparto la apreciación de que los blogueros no debemos sentirnos seres superiores, ni líderes de opinión. No olvidemos que, excepto contadas excepciones, nadie pasa de los 10 o 12 comentarios por post.
Lean el artículo y opinen.
4 comentarios:
muy bueno el blog del TT, muy currao
Si los blogs que he puesto como ejemplo del uso empresarial de los mismos están todos muy bien. Cuando haces una inversión fuerte, tienen que salir cosas buenas necesariamente. A lo que me refería en mi post es que este uso a nivel comercial le quita parte del encanto a los blogs porque ya no son ligeramente ácratas, rebeldes, respondones,...
ánimo amigo, desenmascaremos a los embusteros.
Elabuelocebolleta "El rincón de Lorenzo"
yes... really like this thread )
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