08 noviembre 2006

Otro comunista para la alianza de civilizaciones

Por mucho que se empeñe ZP en lo contrario, quien realmente está liderando la alianza de civilizaciones es su amigo Chávez. Alrededor de este indio pos-soviético con maneras de púgil sonado se está creando una verdadera alianza de países, sobretodo iberoamericanos, gobernados por líderes populistas cuyo único punto en común es su afiliación a una nueva izquierda latinoamericana más cercana a la teología de la liberación que al estalinismo cubano. Su único punto en común es aprovecharse de lo mal que lo hicieron las viejas y corruptas oligarquías fomentadas por Estados Unidos para hacer demagogia de sacristía obrera mezclada con nacionalismo anticolonial. En términos sencillos: se aprovechan de la pobreza para generar más pobreza. Y siempre gracias al petróleo venezolano que garantiza el antiamericanismo de los nuevos gobernantes.
El nuevo miembro de este club de descamisados es Daniel Ortega. Aunque ahora vista de blanco y vaya a misa, sigue siendo el líder sandinista que tanta muerte, destrucción y pobreza causó en Nicaragua en la década de los ochenta. Y como de costumbre en este tipo de elecciones, la sospecha de pucherazo parece tener muchos visos de realidad. Parece ser que en Nicaragua no existe el DNI y los votantes deben solicitar una cédula electoral en el consejo electoral de su ciudad que les es requerida en el momento de la votación. Se comenta que mucha gente en las zonas rurales, de tendencias contrarias a Daniel Ortega, no han podido recoger sus cédulas ya que otras personas lo habían hecho en su lugar. Obviamente, no han podido ejercer su derecho al voto.
Queda claro que la izquierda tiene un fin en la vida, que es ganar elecciones, y lo mismo les da organizar fraudes electorales masivos que matar a 192 viajeros en unos trenes de camino a sus trabajos.
Seguramente el primer acto de gobierno, después del consabido juramento de adhesión y fidelidad al líder venezolano y a su “revolución bolivariana”, sea la nacionalización de algún bien primario para la economía nicaragüense. Eso provocará la huída del capital extranjero, con lo que no le quedará más remedio a Daniel Ortega que vivir preso del petróleo de Chávez. Una vez consolidada su posición en la alianza de civilizaciones, Ortega se procurará algún tipo de inmunidad vitalicia para que no se le pueda encarcelar por la violación continuada a lo largo de los años de su hijastra. Eso sí, que no se le ocurra venir a España, porque a lo mejor algún Garzón lo detiene y le tiene una temporada encerrado en una mansión. Ah, no, que el nicaragüense es de izquierdas.

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