Hasta The Wall Street Journal se hace eco de los desmanes de ZP.
En un duro editorial de Matthew Kaminiski, titulado “El legado del terror en España”, The Wall Street Journal critica sin piedad al presidente del gobierno acusándole de dividir a España de una forma “sectaria”. El editorialista le califica de débil en su política anti-ETA y añade que ZP, con "un expediente académico y político poco distinguido, un mínimo bagaje internacional y ningún idioma extranjero" es un "presidente por accidente" y que "ni los socialistas pensaban que iba a ganar". Por todo ello, Kaminski cree que "el país puede difícilmente permitirse más accidentes". Se puede decir más alto, pero no más claro.
Algo más que una barrera que sortear.
En ocasiones, las barreras no son sólo físicas, si no también morales. Esta foto en la que Mohamed el Baradei –director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica- saluda a través de una valla a Son Mon San –responsable de la Oficina Norcoreana de Energía Atómica-, es claramente indicativa de la dificultad que tiene la comunidad internacional para hacer regresar al redil a los países que han emprendido una escalada atómica con claros fines belicistas. Pese a que el Baradei franqueó la barrera física, la otra, la que de verdad impide el acuerdo, aún está por ver si será capaz de sortearla.
Sánchez Manzano se carga la versión oficial del 11-M.
Como el comisario jefe de los TEDAX no estaba dispuesto a comerse solo el marrón, terminó por desmontar la versión oficial del 11-M a base de lanzar balones fuera. Como un mal portero de fútbol intentando parar penaltis, Sánchez Manzano se trató de defender a base de excusas y balbuceos. Su único argumento parecía ser el de que, al no ser experto en explosivos, no se le puede exigir más de lo que hizo. Sus respuestas incoherentes llegaron al grado más vergonzoso cuando no supo salir del atolladero en que le metió el juez al recriminarle lo absurdo de la mención a los “elementos genéricos de las dinamitas” combinada con la imposibilidad de realizar un análisis sobre la composición de los explosivos. Su única salida fue argumentar que no era experto en explosivos. Además, y entre otras muchas incongruencias, tampoco fue capaz de explicar el motivo por el que no se remitieron los restos de los explosivos a la Policía Científica. Lo que hacen algunos por no convertirse en chivatos.
El muñidor del 11-S.
Parece ser que este hombre con pinta de vendedor ambulante es, según el Pentágono, el ideólogo del 11-S. Después de una larga estancia en Guantánamo ha confesado ser “responsable de la operación del 11-S de la A a la Z”. Además también ha reconocido ser la persona que degolló a Daniel Pearl, así como el encargado de la planificación del primer atentado contra el World Trade Center en 1993, y de las bombas en Bali en 2002. Lo raro es que no haya confesado que mató a Kennedy.
Nuevo régimen disciplinario para la Guardia Civil.
Tras las concentraciones de guardias civiles uniformados, el gobierno se pliega de nuevo a las exigencias de un colectivo que parece haber olvidado su carácter militar. Por mucho que realicen labores de seguridad ciudadana, la Guardia Civil es un cuerpo militar más que debe regirse por las normas militares. Sin embargo, el gobierno ha querido desvirtuar más si cabe su razón de ser, tal vez porque siempre le ha resultado antipático a una izquierda pazguata y antibelicista. Con este nuevo proyecto de ley que reforma el régimen disciplinario se eliminan las penas de arresto y se delimita la aplicación del Código Penal Militar. Pese a que las medidas me parecen desacertadas, sí que estoy de acuerdo en que mejoren las condiciones de trabajo de los guardias, caracterizadas por jornadas interminables a cambio de un salario de risa. Pero esta no es la forma de conseguirlo. De momento se les excluye el derecho de sindicación, pero ¿por cuánto tiempo?
Dos manifestaciones de signo contrario.
Como ZP se estaba percatando de que había perdido la calle, qué mejor forma de recuperarla que convocando una manifestación que tan buenos réditos políticos le otorgó hace unos años. Pues dicho y hecho. Daba igual que fuese en contra de la guerra en Irak o por el desastre del Prestige. Lo importante era salir a la calle para expulsar a la derecha fascista –incluido Aznar el Asesino- del gobierno. Parece ser que, de pronto, alguien fue consciente de que todo eso ya lo habían conseguido hace tres años. Entonces intervino Pepiño Blanco diciendo que ya no había tiempo para suspender la manifestación y que, incluso así, se manifestarían en contra de la guerra en Irak. El mismo listillo le debió responder que a lo mejor les podían recordar lo de Afganistán. Seguro que Pepiño respondió con un “todo el mundo sabe que en Afganistán no hay guerra”, mientras cogía una bandera roja y se tiraba a la calle para vociferar consignas junto a los titiriteros de siempre. Mientras tanto, en Pamplona, una sexta parte de los navarros se manifestaba reclamando que Navarra siga siendo una comunidad foral, enarbolando banderas de España y exigiendo al gobierno que no les utilice como moneda de cambio. Pero eso no tiene importancia para el gobierno porque apoyaban a los fascistas del PP.
Empieza la Fórmula Uno.
Como cada año –desde que Telecinco emite la Fórmula Uno-, media España se pegó un madrugón para ver correr a Fernando Alonso en Melbourne. Esa media España que no verá más una carrera el día en que el asturiano se retire, volvió a opinar sobre estrategias de equipo, pontificando sobre los neumáticos más adecuados o sobre la carga aerodinámica en el eje trasero. Media España que deseó con toda su alma la rotura del Ferrari de Räikkönen para poder oír en Australia el himno de España. Ese que tanto le fastidia a ZP.